ADVENIAT
REGNUM TUUM - PARTE IV
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y LA HEREJÍA JANSENISTA
Ardía en todo su furor la herejía jansenista en
el siglo XVII, dominante a la sazón en Europa, como hoy su abominable progenie
la herejía liberal. Los buenos
católicos, que aborrecían el inmundo contagio, eran públicamente denostados y apostrofados y perseguidos por la secta,
tanto por lo menos como lo son hoy de los actuales sectarios los que ni poco ni
mucho han querido doblar la rodilla o humillar su frente ante el moderno error.
El Sagrado
Corazón revelóse al mundo católico en aquellos azarosos días, como
ciertísima señal de victoria para los verdaderos hijos de la fe, aliento
supremo en sus combates, consuelo celestial en sus aflicciones, marca de
elección y divisa de los leales en la confusión de aquella revuelta marejada.
El infierno conoció desde el primer instante
cuál era la significación y fuerza de esta nueva enseña, y contra ella redobló
la fiereza de sus satánicas arremetidas.
El campo quedó en breve franca y resueltamente dividido entre enemigos y
defensores del Sagrado Corazón. ¡Guerra
al Sagrado Corazón! Fue la universal
proclama del jansenismo. ¡Gloria al
Sagrado Corazón! Fue de un confín a otro del globo la de los hijos de la
Iglesia católica.
Y el combate fue desde entonces más reñido que
nunca, y momentos hubo en que pudo creerse sucumbía ante el horrible huracán de
todas las pasiones sectarias, ese lábaro
gloriosísimo. Falsa teología, mentirosa
liturgia, averiados cánones, chistes y epigramas literarios, emboscadas
diplomáticas, apodos callejeros, abierta persecución gubernamental, todo se
puso en juego para abatir, desautorizar, confundir, destruir a los que, con
mote que pretendía ser infamante, y que sólo resultó muy honroso, eran llamados
cordicolas. ¡Hasta por herejes se llegó a considerar (por
los herejes de veras) a los amigos del culto del Sagrado Corazón! ¡Y el cargo
más estupendo que por sus encarnizados enemigos se hacía a la Compañía de Jesús
era ¡oh insanía! Movedora del culto del Sagrado Corazón! ¡Y quizá, y sin quizá, era éste el principal
secreto motivo de la universal saña desplegada en aquellos días por francos
sectarios y por católicos ilusos contra el batallador Instituto! ¡Y quizá, y
sin quizá, fueron el martirio con que quiso Dios glorificar a este apóstol
suyo, las inicuas expulsiones y la pasajera extinción con que a fines del siglo
XVIII parecía terminada en favor de sus enemigos y de los del Sagrado Corazón
la reñida contienda!
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Casi tres siglos han pasado. El Sagrado Corazón brilla en el mundo
cristiano en el cénit de su esplendor.
Aprobados sus rezos e imágenes; instituida y elevada a primera categoría
en el rito su fiesta; consagrada y recientemente a su honor y colocada bajo su
patrocinio la Iglesia universal, es completo el triunfo de esta insignia del
amor de Cristo en toda la cristiandad.
¡Tu reinarás! Esta profética
palabra del himno popular va cumpliéndose en todas sus partes. Hoy ondea en todos los templos cristianos
triunfante la bandera del Sagrado Corazón.
Con ella y como ella y por ella lograrán a la
vez el anhelado triunfo los actuales defensores de sus derechos sociales y de
su plena realeza y soberanía. ¡Adelante
los soldados de la verdad católica, guiados por esa bendita huella de luz, que
les trazan en la historia las
persecuciones y las victorias del Sagrado Corazón!
Leer la tercera parte : http://eltesorodejanuacoeli.blogspot.com/2020/06/adveniat-regnum-tuum-iii-parte.html
Fuente : Libro AÑO CRISTIANO - Edición 1901 - Sardá y Salvany.
Para Tesoros de Janua Coeli
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