martes, 16 de junio de 2020

ADVENIAT REGNUM TUUM - IV Parte



ADVENIAT REGNUM TUUM  - PARTE IV
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y LA HEREJÍA JANSENISTA

Ardía en todo su furor la herejía jansenista en el siglo XVII, dominante a la sazón en Europa, como hoy su abominable progenie la herejía liberal.  Los buenos católicos, que aborrecían el inmundo contagio, eran públicamente denostados  y apostrofados y perseguidos por la secta, tanto por lo menos como lo son hoy de los actuales sectarios los que ni poco ni mucho han querido doblar la rodilla o humillar su frente ante el moderno error.

El Sagrado Corazón revelóse al mundo católico en aquellos azarosos días, como ciertísima señal de victoria para los verdaderos hijos de la fe, aliento supremo en sus combates, consuelo celestial en sus aflicciones, marca de elección y divisa de los leales en la confusión de aquella revuelta marejada.

El infierno conoció desde el primer instante cuál era la significación y fuerza de esta nueva enseña, y contra ella redobló la fiereza de sus satánicas arremetidas.  El campo quedó en breve franca y resueltamente dividido entre enemigos y defensores del Sagrado Corazón.  ¡Guerra al Sagrado Corazón!  Fue la universal proclama del jansenismo.  ¡Gloria al Sagrado Corazón! Fue de un confín a otro del globo la de los hijos de la Iglesia católica.

Y el combate fue desde entonces más reñido que nunca, y momentos hubo en que pudo creerse sucumbía ante el horrible huracán de todas las pasiones  sectarias, ese lábaro gloriosísimo.  Falsa teología, mentirosa liturgia, averiados cánones, chistes y epigramas literarios, emboscadas diplomáticas, apodos callejeros, abierta persecución gubernamental, todo se puso en juego para abatir, desautorizar, confundir, destruir a los que, con mote que pretendía ser infamante, y que sólo resultó muy honroso, eran llamados cordicolas.  ¡Hasta por herejes se llegó a considerar (por los herejes de veras) a los amigos del culto del Sagrado Corazón! ¡Y el cargo más estupendo que por sus encarnizados enemigos se hacía a la Compañía de Jesús era ¡oh insanía! Movedora del culto del Sagrado Corazón!  ¡Y quizá, y sin quizá, era éste el principal secreto motivo de la universal saña desplegada en aquellos días por francos sectarios y por católicos ilusos contra el batallador Instituto! ¡Y quizá, y sin quizá, fueron el martirio con que quiso Dios glorificar a este apóstol suyo, las inicuas expulsiones y la pasajera extinción con que a fines del siglo XVIII parecía terminada en favor de sus enemigos y de los del Sagrado Corazón la reñida contienda!
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Casi tres siglos han pasado.  El Sagrado Corazón brilla en el mundo cristiano en el cénit de su esplendor.  Aprobados sus rezos e imágenes; instituida y elevada a primera categoría en el rito su fiesta; consagrada y recientemente a su honor y colocada bajo su patrocinio la Iglesia universal, es completo el triunfo de esta insignia del amor de Cristo en toda la cristiandad.  ¡Tu reinarás!  Esta profética palabra del himno popular va cumpliéndose en todas sus partes.  Hoy ondea en todos los templos cristianos triunfante la bandera del Sagrado Corazón.

Con ella y como ella y por ella lograrán a la vez el anhelado triunfo los actuales defensores de sus derechos sociales y de su plena realeza y soberanía.  ¡Adelante los soldados de la verdad católica, guiados por esa bendita huella de luz, que les trazan en la historia  las persecuciones y las victorias del Sagrado Corazón!

Fuente : Libro AÑO CRISTIANO - Edición 1901 - Sardá y Salvany.
Para Tesoros de Janua Coeli
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