domingo, 14 de junio de 2020

ADVENIAT REGNUM TUUM - III- parte


ADVENIAT REGNUM TUUM  - PARTE III

ENEMIGO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
EL LIBERALISMO

Reconózcase al fin.  Se está cerrando, con las espantosas convulsiones que vemos, el período revolucionario que principió en Europa hace poco más de cien años, y que, a juzgar por su soberbia entrada en el mundo, parecía tener asegurada en él la inmortalidad.  De etapa en etapa ha ido bajando la infernal locura del Liberalismo hasta sus últimas consecuencias.  Empezó negando orgullosa los derechos sociales de Dios en nombre de los llamados derechos del hombre; y acaba hoy rebelándose sencillamente contra los ricos, y haciendo cuestión de céntimos su único programa social.  Eso prueba que anda en sus postrimerías.

En pos de eso ha de venir una reacción lógica, natural, inevitable.  Ciego es quien no empieza a verla ya en el orden de las ideas, para imponerse después en el orden de los hechos.  El mundo se halló bien hasta aquí con su grave enfermedad, hasta el punto de que no la creyó tal, sino plenitud de vida, exuberancia de vigor y de juventud, desarrollo, progreso.  Hoy empieza a sentirse dolorido, y a advertir que están roídas sus entrañas por horrible cáncer, y que todas sus fastuosas magnificencias no bastan a disimular la interior podredumbre.  El espanto con que por todos se mira la pavorosa cuestión social (ésta es la frase gráfica aceptada), nos la prueba perfectamente.  Ya no lo dice tan sólo el Papa; ya no lo repite únicamente el clero; ya no lo ponderan exclusivamente los periódicos ultramontanos.  Lo reconoce todo hombre pensador; la sociedad sufre crisis gravísima; nadie se atreve a predecir lo que será de ella dentro de pocos años, cuando se halle poco más o menos en su segunda mitad el siglo actual.

Buena señal es ésta, y que permite abrir algún tanto el corazón a la esperanza.  En cualquier aguda enfermedad, ve el médico con satisfacción que empiece el enfermo a sentir el molimiento general de su cuerpo, y a darse cuenta de su propio malestar.  Cuando tales síntomas se inician, suele decirse que está iniciada favorablemente la resolución de la crisis.
Sí, el Liberalismo muere; y muere de muerte vil como merecía; muere podrido, y su putrefacción es el Socialismo.   Y así como al cadáver putrefacto obliga a que se le dé pronta sepultura los hedores mismos con que infesta y mata, así al Liberalismo obligará a enterrársele, donde más no parezca, su propia descomposición, que es la llamada cuestión social.

Paralelamente, empero, con esa idea caduca que traspone ya nuestros horizontes, se ve levantarse de nuevo y cernerse gloriosamente sobre ellos, la de la reintegración total de Cristo Nuestro Señor en la plenitud de sus divinos derechos sobre la humana criatura, y éstos significan hoy día en todas partes el lema y bandera del Sagrado Corazón.

Reintegración total hemos dicho, esto es, radicalismo cristiano, así opuesto a las abiertas negaciones del radicalismo revolucionario, como a las afirmaciones a medias del transaccionismo católico liberal: reintegración absoluta, esto es sin subordinación a interés alguno de índole terrena, sin otro objetivo que el reinado de Dios, y el mayor esplendor de su gloria, y la más poderosa y eficaz influencia de su Iglesia Santa en todas las esferas de la sociedad.

Esta divina restauración social, polo opuesto a la social apostasía que a los presentes horrores nos ha traído, es la que predicamos, y procuramos y lograremos.  ¡Lograrémosla, sí, bajo el amparo del Corazón Sacratísimo!  A la presente generación se le ha dicho como en otro tiempo a Constantino: In hoc signo vinces: “Con esta señal vencerás” .  Y si del viejo paganismo y sus tiranos fue redimida la primitiva sociedad cristiana por obra de aquel lábaro santo, del paganismo moderno y sus sectarios será hoy otra vez redimida la nuestra por obra de esta devoción.  Maravillosamente se la ve crecer cada día en el pueblo cristiano, e influir en las ideas y en los acontecimientos, y trazar sobrenaturales rumbos a la propaganda y obras católicas, y aún a la polémica, y aún a la política.  Es ya más que una devoción, es un apostolado.  Con sello especial marcará el carácter de todas las obras genuinamente católicas en el presente siglo, y por él será éste llamado, como en el concepto anteriormente dicho el siglo del Liberalismo, así en este último concepto el siglo del Sagrado Corazón.

No desmayemos, católicos amigos míos, por más que sean congojosas y terribles las horas del actual supremo combate.  Fijos los ojos en este divino estandarte, sentiremos con él reencenderse nuestros bríos, para un día y otro día seguir sin descanso clamando:

¡Paso a la íntegra restauración social cristiana!
¡Paso a la bandera del Sagrado Corazón!

Leer la II Partehttp://eltesorodejanuacoeli.blogspot.com/2020/06/adveniat-regnum-tuum-ii-parte.html

Fuente : Libro AÑO CRISTIANO - Edición 1901 - Sardá y Salvany.
Libro recomendado :
 libro

Para Tesoros de Janua Coeli
 facebook

No hay comentarios:

Publicar un comentario